El arte centenario de destilar pisco Bou Barroeta
Mirando hacia arriba descubrimos una colorida secuencia de imágenes. Comienza a inicios del siglo XX con los viajes en barco de los hermanos Bou, para llegar desde Mallorca hasta el norte de Chile. Antonio Bou Suñer, el menor de una familia originaria de Felanitx, produciría en tierras chilenas el primer destilado de vino con su apellido.
Su hermano mayor, Francisco, había aprendido el arte de destilar en España. En 1930, Antonio llevaría el producto, guardado en fudres de la chilena raulí, desde su nueva casa en el Valle del Huasco (666 kilómetros al norte de Santiago) hasta la Exposición Iberoamericana de Sevilla.
Las imágenes del mural en el techo de la sala de barricas de Pisquera Bou Barroeta, continúan este gran viaje por las labores diarias en los parrones de uvas pisqueras y termina en el camión de reparto, lleno de botellas. Con picardía, Francisco Bou -cuarta generación de pisqueros y a cargo de la bodega de producción- nos cuenta que al centro, flotando sobre nubes, está su padre, también Francisco. Vemos que está desnudo, como la mujer que lo acompaña. Ella sostiene un espejo que tapa su rostro.
En el mural están además, con su ropa bien puesta, todos los trabajadores de la época, tanto de la bodega, como del viñedo. Entre ellos, Manuelito, el maestro destilador que lleva 47 años en la empresa y se niega a jubilarse. El abuelo Francisco Bou Barroeta, quien mandó a pintar el mural, es al único que no vemos retratado. Dicen que se peleó con el pintor, aunque hay otras versiones.
En lo que sí están sus herederos de acuerdo, es que el abuelo era un devoto de la Virgen María, por eso le dedicó un pisco sin guarda en madera, María’s, y puso una espiga en su interior. También era miembro de la Cofradía Marina de la Región de Atacama, a la que le creó el pisto con guarda Cofradía, con uvas como ornamento en su interior. Los otros: Romanet, Luxstelle, Noor y A Mis Nietas, los dedicó a sus hijas y nietas. Creía que era de mal agüero ponerle nombre de varón a un pisco.
Las nuevas generaciones
Denees Naim Bou, el primo del tercer Francisco de la saga y actual gerente general de la bodega, sabía muy bien de la riqueza de historias, el storytelling que había detrás de la pisquera familiar. Por eso, en 2016 y con un máster en empresas bajo el brazo, vio el potencial y en lugar de vender se atrevió a tomar las riendas. Su abuelo, quien había sumado a la marca su apellido materno (por Celestina Barroeta), había fallecido en 2011 y su tío Francisco en 2017.
“Mi madre Luxstelle, la tía Romané y mi abuela Barroeta estaban a cargo”, cuenta Denees desde Mallorca, donde va cada año por estas fechas. “Ya no tenían la energía que iba a ser necesaria para reflotar la empresa. Las ventas estaban muy bajas, no pasaban de 20.000 botellas al año… A nivel regional sabía que la marca era una vitrina de lo que se produce en Atacama; una región dura en el trabajo y hermosa a la vez”.
Recuerda ahora Denees que los dos primeros años fueron difíciles. “Fue una escuela nueva trabajar en familia. La imagen era anticuada y no representaba la calidad que tenía. Entonces las convencí de que era necesario renovarlo todo, desde el empaque que estaba sellado con un tapón de PVC”.